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viernes, 29 de enero de 2010

Otoño (poema nº 5)



Podrían caerse las hojas del otoño,
al compás del vendaval callado,
no se escucha nada, ni tonos silenciosos,
desde ayer llueve, y él sigue enamorado.


Mañana vibrará el sol, en este otoño gris
sueño y escucho el sonido del agua,
me temo que la vida sigue y su matiz,
siendo lo más profundo de mi ser, mi dulce dama.


El rio me calma, la imagino paseando en barca,
pasando por debajo del puente, como perfume de rosas,
sus ojos están tristes y cae una lágrima,
ella no es mia, pero la adoro, por ser muy cariñosa.


Y estará al fin, junto a mi alma enamorada,
busco sus besos, mis versos y espero...
en esta estación fría, y tu caricia anhelada,
y sin llegar a verte, me estoy muriendo.


Me temo, que mis manos nunca la tocaran,
sentado en este banco, le escribo y no recibo,
y las hojas de otoño caen y no me besaran,
sólo recuerdo su piel, sus ojos y no vivo.


En estos versos tristes, con fondo lluvioso,
detrás de mi, el rio con su palpitar sensible,
la imagino sobre el puente, con su vestido rojo,
pinto este cuadro, quedando una historia muy triste.

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