Sentados en un banco, viendo el Teide a lo lejos,
hay suficiente espacio para gritar palabras de amor,
agarrados de las manos y con besos muy tiernos,
se profesan recuerdos que el viento se los llevó.
Y podrían amarse en silencio sin rendirse,
porque sus manos arrastran desde la orilla,
al imaginarse la otra isla desde La Puntilla,
podrían volar hasta la isla de Tenerife…
1 comentario:
Bellísimo poema que me ha "trasladado" y he disfrutado un Mundo Mamen. Saludos!
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